Título del fanfic: After a minute.
Parejas: EunHae.
Tipo: oneshot.
Género: Angst (novedad)
Clasificación: Todo público.
Comentario del autor/a: Errrr.
Descripción: Lean :cc
Declaimer: Super Junior es una importante boygroup de SM, desafortunadamente estos hermosos no son míos y no me queda más que fantasear ;a; .
Declaimer: Super Junior es una importante boygroup de SM, desafortunadamente estos hermosos no son míos y no me queda más que fantasear ;a; .
After a minute
Un perturbante y agudo
sonido inundo la habitación, el sonido era tan fuerte que parecía poder oírse
en todo el hospital, o eso fue lo que sintió el rubio, al que en ese instante
su mundo y su vida se quedaron congeladas al ritmo del pitido que salía de una
máquina blanca.
Una máquina que le decía que
alguien se había ido, para no volver.
En seguida la habitación fue
llenándose de más y más personas, sin saber cómo terminó parado en una de las
esquinas, en blanco, como la vestimenta de todos aquellos doctores y
enfermeras, no sabía como actuar, no sabía qué hacer.
Pero a nadie se le enseña
como debería de actuar en ese tipo de situaciones.
Sintió que él era la persona
a la que se le escapaba la vida, la que estaba dando el adiós, y no el hombre
sobre la camilla.
Volvió en si de nueva cuenta
una vez que vio artefactos parecidos a unas planchas plateadas sobre el pecho
de su amado, quería pedirles que se detuvieran, que le hacían daño pero él
sabía que no era así.
Era la única manera, la
única esperanza de traerlo de nuevo.
Con vida.
Uno, dos, tres… repetían el
proceso pero la máquina blanca seguía mandando un pitido que con el paso de los
minutos se le hacia más y más ensordecedor, quería que parara, que callara de
una buena vez, no necesitaba más recordatorios para saber que su amado Donghae,
ya no estaba con ellos.
Tick tack, tick tack
El Sol junto a la mañana fueron
cubiertos por espesas nubes grises que podían reflejar con exactitud el como se
sentía Hyukjae, aún sentado en la esquina de la cama, la que solía compartir
con su pareja, manteniendo la mirada perdida en algún punto de la habitación.
No tenía energías para
afrontar a nadie, no quería ver las caras de todas aquellas personas que seguro
le verían con tristeza reflejada en sus ojos, sentimientos de compasión y hasta
lástima.
No quería, con su reflejo le
bastaba.
Pero algo más fuerte que los
sentimientos de autocompasión que tenía hacia él mismo lo llevaron a terminar
su arreglo para después dirigirse hacia el funeral.
El funeral de Donghae.
La caja donde Donghae ahora
reposaba era blanca, Hyukjae quiso que así fuera, ya que él creía que era el
color que mejor representaba a su esposo.
Blanco, por inocente, puro,
amable, amoroso, bondadoso y demás cualidades que podía dar Hyukjae a su
pequeño.
Este trataba de no tener
charlas demasiado largas con las personas que asistieron, aunque solo fueran
las más cercanas a su círculo, solo familiares y unos cuantos amigos de ambos. Tenía
suficiente que soportar como para más cargas emocionales. No quería incomodarse
más, ni tampoco incomodar a sus seres queridos que no tenían la culpa del
desgarrador suceso.
Muchos le decían las mismas
palabras; que no tenía la culpa de lo que paso.
Pero ni aún con esa frase
repetida por todos en ese momento, por todo el mundo, harían cambiar el pensamiento y el sentir de
Hyukjae.
Él no sé pensaba que fuera
el culpable, él se cree culpable.
Tres familiares junto a tres
amigos cercanos se posicionaron a los lados más largos del ataúd para comenzar
a dirigirse al panteón una vez terminada la misa, Hyukjae simplemente los
seguía justo detrás, como vigilando el sueño de Donghae.
Del que quería ser parte,
pero sabía que sería muy cobarde viniendo de él si tomara alguna acción para
que ese momento se adelantara.
Las últimas despedidas
fueron dichas, sabía que la madre de Donghae estaba destrozada, solo tenía que
ver como se aferraba a su cuñado, que aunque intentara ocultarlo para no
ponerla peor, un dolor tan parecido al que Hyukjae concentraba en sus ojos era
apreciable.
Después de todo no era al
primero de la familia a quien decían adiós.
Y esto a Hyukjae le destrozaba
aún más.
Que egoísta, pensó. Él no
era el único que quería a Donghae, habían muchas más personas que le apreciaban
y necesitaban de su pareja, quizás más que él mismo.
Miró a su alrededor,
poniendo por fin interés a todos quienes le acompañaban ese día en su pena, lágrimas
secas y otras nuevas saliendo de los ojos de todas aquellas personas.
La familia de Donghae, la
suya, Kyuhyun, Siwon, Heechul… todos, todos sus amigos dejaron de contenerse.
¿Y él?
No había derramado ni una
sola lágrima desde lo sucedido, únicamente preocupado por si mismo, por lo que haría
ahora, por como podía continuar su camino sin la persona que más quería.
Culpándose, haciéndose la
victima, impidiendo abrirse a los demás. Impidiendo que los demás mostraran su
apoyo.
Pero algo más cruel que eso,
rebajando el sacrificio que hizo Donghae para salvar su vida.
Donghae fue quien se
interpuso, quien fue derribado por el automóvil en su lugar.
¿Qué no era suficiente
prueba?, Donghae lo amaba. Hizo todo lo posible para garantizar que Hyukjae
fuera feliz, entonces por qué.
Por qué Hyukjae no podía
hacer lo mismo por Donghae, por qué no pudo hacer hasta lo imposible, él pudo.
Se quebró, no pudo, no pudo
hacer nada, y ahora se daba cuenta que tuvo la oportunidad de cambiar el
destino de Donghae, para que no terminara de esa manera.
Pudo cambiar la dirección de
su cita. Pudo cancelar la salida, pudo simplemente tomar el lugar de Donghae
para recibir el impacto.
Pudo cambiar la hora, o el
lugar de encuentro.
Pudo, pero no lo hizo.
Lloró como nunca en su vida
lo hizo, no quería creer lo que ahora el destino le obligaba, tener que
aprender a vivir sin Donghae.
Se derrumbó de rodillas en
esa tierra ahora siendo húmeda por las gotas de lluvia que el cielo empezaba
derramar.
Todos los presentes dejaron
un poco su propio dolor para mirar a la persona quien ahora parecía la más
infeliz y desbastada de todo el planeta. La sola imagen del hombre llorando a
todo lo que daba era tortuosa.
La madre de Donghae empezó a
llorar con más ganas llegando a contagiar a Donghwa, sabían como era que se
sentía Hyukjae en estos momentos, ellos no lo culpaban de nada.
Seguramente Hyukjae era en
esos momentos, la persona más infeliz y desbastada del planeta.
No era justo, se decía
Hyukjae. No era la manera, ni el tiempo en que tenía que separarse de Donghae,
le pareció demasiado pronto tener que decir adiós.
Como si fuera tan fácil.
Se mantenía llorando sin
parar, ya era momento de bajar la caja para después cubrirla y dejar que
descansara en paz.
Hyukjae se dio cuenta del
traslado del ataúd a ese asqueroso agujero en la tierra y corrió deteniendo a
sus amigos que se estaban encargados de ello, los cuales lo vieron con
comprensión, no sería fácil.
Rodeo ese rectángulo blanco
y levantó la tapa que permitía ver la parte superior del cuerpo de su amante.
Se veía tan hermoso como
siempre, apacible y tranquilo, como si solo estuviera dormido. Pero aunque
Hyukjae se quisiera engañar con la idea de que Donghae solo estaba durmiendo no sería posible.
Calmando sus sollozos acarició la fría piel de su rostro, sería la última vez que lo tocaría, la última.
Y volvió a doler, no quería
esto ni para Donghae, ni para todas las personas que lo llegaron a conocer, ni para
él.
“Una vez más”, habló y obtuvo
la atención de todos, no sabían a lo que se refería y esperaron en silencio para
que terminara de hablar.
“Una vez más, ¡una vez más!,
déjenme tenerlo una vez más, otra oportunidad de cambiar lo que paso, ¡yo podré
esta vez!, por favor, ¡una vez más”, nadie sabía que decir o hacer al respecto
luego de lo dicho. Quizás simplemente Hyukjae entro en una especie de shock o
ataque.
Quizás simplemente la locura
de perder a Donghae lo embargo.
Se aferró al ataúd y comenzó
a llorar de nuevo, repitiendo a gritos que cada vez fueron más desgarradores, que
le dieran otra oportunidad de cambiar algo, de tener a alguien.
Esto hasta que cayó sin
conciencia sobre el ataúd de Donghae.
Hyukjae lo último que vio
fueron algunos rostros de persona con gestos deformados, el bello rostro de Donghae,
la caja blanca y después todo fue consumido por un color negro.
Tick tack, tick tack
Hyukjae fue recobrando el
sentido poco a poco, la luz que le llegaba aún con los parpados cerrados y el
calor familiar de unas sabanas le confirmaron que estaba en su habitación aún
sin observarla, pero eso no fue lo que hizo que se despertara completamente, si
no el calor de una persona quien podía sentir le tenía rodeado con sus brazos y
tan cariñosamente.
Cuando abrió sus ojos lo
primero que enfocaron fue una cabellera castaña, después su vista recorrió unos
brazos fuertes que lo tenían abrazado y luego analizó su cuerpo y vio como una
pierna se enredaba en su cintura.
No recordó pedir a alguien
que lo acompañara, ni siquiera recordó que fue lo que paso una vez que se
desmayo.
Oyó un quejido viniendo de
la persona que lo tenía sujeto en un abrazo de koala, no sabía porque pero sentía
también familiaridad en ello.
La había.
Su boca se seco al instante y
sus ojos se abrieron todo lo que podían, regresó el abrazo y sintió la calidez
de aquel cuerpo, esto era totalmente irreal, no era posible.
Porque bueno, él estaba…
¿fue un sueño?
Intensificó el agarre aún
más y la persona entre sus brazos lo acepto gustoso y se pego más, aunque fuera
casi imposible.
Lágrimas empezaron a salir
de los ojos de Hyukjae, intento callar los sollozos de alivio mordiendo sus
labios mientras tanto una de sus manos acariciaba el cabello de su pequeño.
Fijó su vista en el
calendario sobre la mesita, era el día del accidente.
¿Le habían dado otra
oportunidad?
¿Fue todo un mal sueño?
No tenía idea, pero de algo
estaba seguro.
“Hyukkie, bueno días”, la
ronca voz de Donghae lleno sus oídos, tan nasal por las mañanas, ver sus ojos intentándose
abrirse le daban ternura tanto como cuando veía su naricita arrugarse. Secó sus
lágrimas rápidamente antes de ser visto.
“Buenos días, bebé”, beso su
frente amorosamente haciendo a Donghae sonreír.
Hyukjae sabía lo que tenía
que hacer, iba a cambiar lo que vivió, fuera en su sueño o en otra realidad.
Un nuevo día, una nueva
oportunidad.
Una vez más, antes de que el
reloj pare.
Tick tack, tick tack.
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PD: Como no tengo betta, esto puede ser un ajco'.
Tengo que decirte que leí hace meses este Oneshot, pero luego perdí el link y no recordaba el nombre y fue horrible para mí no saber como encontrarlo siendo que me había encantado demasiado... Y heme aquí, después de meses buscando lo encontré justamente hoy que visitaba como tantas veces tu blog para leer alguna recomendación de fanfic, me fijé en los archivos de blog y cliqueé el hipervínculo y casi lloro de la emoción al saber que era el oneshot que estuve buscando por tanto tiempo... Debo de decirte que me encantó, fue tan angst pero el final es inesperado (al menos yo ya me estaba haciendo la idea de un final angst como siempre) y luego pasa que están en el mismo día del accidente y pude sentir como mi alma regresaba a mi cuerpo del alivio... Me destrozaba la idea de Hae muerto y un Hyuk que al principio se mostraba tranquilo aunque por dentro estaba muriendo y cuando vio el ataúd de Hae la realidad de que ya no lo volvería a ver nunca más lo golpeó y lo destrozó, le dolía demasiado y maldita sea, yo sufría con él ;-; fue tan triste y desgarrador imaginarse tan sólo esa escena... pero recibió una nueva oportunidad, y está vez lloré de la emoción.
ResponderEliminarLo amé, en serio, es hermoso <3
Muchas gracias por compartirlo <3
Besos!